
Desde que hace once años el profesor Pepe Roda, una de las mentes más preclaras en el estudio riguroso del patrimonio de nuestras hermandades, decidiese crear el "Simposio sobre Hermandades y Cofradías de Sevilla y su provincia" su celebración, en el segundo domingo de noviembre, lo ha convertido en un referente de cuantos estudiosos y amantes de la Semana Santa desean acercarse a conocer un poco mejor la historia de nuestras corporaciones.
Este año, la ponencia escogida por el profesor Roda Peña ha sido "La primitiva regla de la Hermandad Sacramental de San Isidoro y sus posteriores adiciones". A lo largo del referido texto, recogido en las magníficas actas editadas por la Fundación Cruzcampo, se hace un pormenorizado estudio sobre las primitivas reglas de dicha corporación sacramental, fechadas en 1536, así como sus posteriores adiciones, ampliaciones o reformas, introducidas en 1572, 1694 y 1719.
En el Capítulo XXXI de las mencionadas reglas, añadido en la reforma de 1694 y que se encabeza de la siguiente forma "que trata de la calidad, que an de tener el cofrade que se recibiere en esta santa cofradia", se hace hace referencia a las condiciones que debían reunir los aspirantes a ser recibidos como miembros de la corporación.
Así, quien deseara ingresar como hermano debía ser un cristiano viejo, "libre de toda mala raza de Iudíos, ni desçendiente de ellos, ni de Moro, ni de Mulato, ni de los reçcien convertidos a nuestra Sancta Fe e Cathólica". Y se apostilla que así mismo no podrían ejercer oficios "de vaxa esfera" como los de verdugo, pregonero, corchete, carnicero, pescadero, pastelero, tendero de caza, conejos, cabritos, verduras o fruta seca, palaquín, alhamel, costalero, lacayo, cochero o mesonero.
Llama poderosamente todas las restricciones que la Hermandad Sacramental de San Isidoro imponía para poder ser admitido como miembro de pleno derecho en dicha corporación, dado que en las cercanías del templo parroquial, concretamente en la Plaza de la Alfalfa, se asentaba tradicionalmente un mercado de aves, y en las Plazas del Pan y de la Pescadería se ubicaban la gran mayoría de las tahonas o despachos de pan y los puestos de pescado, respectivamente.
Otra detalle curioso es que la Archicofradía de las Tres Caídas, con la que se fusionaría en 1975 dando por resultado la actual Hermandad y Archicofradía Sacramental de San Isidoro, fue fundada precisamente por el gremio de cocheros de casas nobles, lo que entraría en contradicción con estas reglas.
Pero sin duda, el detalle que llamó más poderosamente mi atención fue la prohibición de ser costalero para ser recibido como hermano de dicha Sacramental. Por esa regla de tres, en la actualidad los costaleros que participásemos en la procesión del Corpus parroquial no podríamos pertenecer a la misma.
Afortunadamente, tal como afirma su actual hermano mayor, D. Guillermo Mira Abaurrea, esas reglas ya quedaron en desuso y los que tenemos la suerte de portar la Santísimo Cristo de las Tres Caídas o a su bendita Madre del Loreto podemos hoy pertenecer libremente a esta corporación, si así lo deseamos.
(Información José Roda Peña y actas del XI Simposio sobre Hermandades de Sevilla y su provincia; foto archivo Rafa Ríos)