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martes, 8 de enero de 2013

POSIBLEMENTE EL MEJOR REGALO DE MI VIDA....




Quizás por inesperado, este haya sido uno de los mejores regalos de Reyes que sus Majestades me han podido hacer con motivo de la Epifanía del Señor. A la altura de los cordones de seda morada y oro o del terciopelo morado para la hechura de mi antifaz para acompañar como nazareno macareno al Señor de la Sentencia.

Y aunque, a qué dudarlo, soy MACARENO por la Gracia de Dios, aunque la veleta que guía mi vida es la Virgen de la Esperanza, la devoción universal de Sevilla y del mundo entero, qué duda cabe que mi Cristo es el Señor de la Sentencia, el que me quita las tapaderas del sentío. Como los macarenos viejos, los del barrio, los de las huertas, que eran todos del Señor, cuando las túnicas que aún en mi hermandad se alquilaban eran todas de antifaz y cordones morados.

Ya sabrán por otras entradas de mis devociones: el SEÑOR, así con mayúsculas, es el Gran Poder, la devoción inculcada por mi abuela Gracia; mi Capitán es mi Cristo de la Bofetá, el Cristo más humano y humildes de cuantos existen, el que acepta su destino firmemente. Pero mi devoción cristífera principal es mi Cristo de la Sentencia, el que me quita las penas.

Ayer recibía este inmerecido regalo de mi niña Pilar, como si tenerla ya en vida no fuese el mayor de los regalos. Y en su consecución ha tenido mucho que ver un gran amigo mío, el escultor e imaginero, Jaime Babío Núñez, autor de este precioso dibujo que ven a grisalla sobre papel Perla mate blanco.

Se ha centrado Jaime en la mirada penetrante del Señor de la Sentencia, la que desprende desde su altar cuando te pones ante Él en su Basílica tan llena de Esperanza, que aguarda paciente tu llegada. Como me dijo hace muchos años un gran macareno viejo: "¡niño, aquí se viene por la Virgen y te quedas por el Cristo!" y ciertamente, con el paso de los años, esta afirmación cada vez encierra más verdad.

Medio rostro encajado, al detalle, el otro medio casi esbozado, con pocos trazos, que permiten, no obstante, reconocer a la perfección de que imagen se trata, en la que sobresale o destacada la mirada penetrante. Para quienes decían que la mirada de la Esperanza es difícil de plasmar, enfréntense a la del Señor de la Sentencia y luego me lo cuentan. Si no está limpio de corazón, te costará trabajo aguantársela....

A los dos artífices de este magistral regalo de Reyes, a mi niña Pilar y a mi amigo Jaime, GRACIAS por hacerme tan inmensamente feliz. Y a tí Jaime, solo me queda decirte, lo que según la tradición respondió Gregorio Fernández al Cristo atado a la Columna de Valladolid, cuando Éste le pregunto: "¿Dónde me miraste que tan bien me retrataste?”, a lo que el escultor respondió: "Señor, en mi corazón". Estoy seguro que te has inspirado en el alma del Señor de la Sentencia.

(Fotos by Jaime Babío Núñez)


viernes, 12 de octubre de 2012

¡¡FELICIDADES MI VIDA!!



Por tu cariño, por tu apoyo constante, por ayudarme a levantarme cuando decaigo, por tus palabras de ánimo y Esperanza con todo lo relacionado con la enfermedad de mi hermano, por estar ahí siempre, por quererme tanto, por hacerme tan feliz... ¡¡GRACIAS, DE CORAZÓN!! Y feliz día de tu santo vida mía, feliz día de la Virgen del Pilar....

(Foto by Cristina Palomino Puerto)

jueves, 19 de julio de 2012

LA "PEQUEÑA BAILARINA" DE DEGAS



Escultura original de Degas, realizada en cera patinada, telas, cabello natural y madera. Galería Nacional de Arte de Washintong. Adquirida en 1956 por Paul Mellon y Sra., siendo donados a la mencionada galería en 1985, donde ingresó para formar parte de sus fondos


Edgar Degas (1834-1917). "Pequeña bailarina de 14 años". Fundida entre 1921 y 1931, modelada en cera entre 1865 y 1881. Estatua en bronce con patina de diversas coloraciones, tutú de tul, lazo de satén rosa en el cabello, zócalo de madera. Alt. 98; Anch. 35,2; P. 24,5 cm. Peso: 31 kg. París, Museo de Orsay


Copia de la Gliptoteca de Copenhague 


Copia de la Sterling and Francine Clark Art Institute Williamstown, Massachusetts


En la entrada que hoy nos ocupa recordamos al artista parisino Edgar Degas, que nació tal día como hoy en 1834. El pintor y escultor francés dijo que "es bueno copiar lo que se ve, pero es mucho mejor pintar lo que queda en nuestra memoria después de ver algo. Se trata de una transformación en donde la imaginación y la memoria trabajan juntas".

Yo, que reconozco que me encanta la obra de Edgar Degas, quizás por mi formación en historia del arte, admito que no tengo las más repajolera idea sobre todo lo que atañe a la danza clásica o ballet. Me ha parecido siempre algo antinatural, por las posturas forzadas a las que se someten los cuerpos de los bailarines. Dicho de otro modo, soy más de Isadora Duncan que de Maya Plissetskaya. Con el paso de los años, esta primera impresión de rechazo que producía en mi la danza clásica ha ido cambiando, fundamentalmente de la mano de mi niña Pilar, apasionada de este arte, profesora además de esta disciplina quien, con suma paciencia, ha conseguido irme aficionando poco a poco a la danza.

Una copia seriada y a pequeña escala de esta magnífica obra le regalé yo a ella hace unos años, quizás porque, parafraseando a Degas, me gusta en sueños "pintar lo que queda en nuestra memoria después de ver algo" y ese algo es ella sobre el escenario, como hace escasas fechas en la gala de fin de curso de su Academia.

La preciosa "Pequeña bailarina de 14 años" fue realizada por Degas en 1881, aunque los primeros estudios son de 1865, sirviéndole de modelo la estudiante de danza de la Ópera de París, Marie van Goethem. Realizada en cera patinada, con aplicaciones telares, -como la tela de tul del tutú, del corpiño o el lazo de satén- y de pelo natural, montada sobre una peana de madera, su alma interior fue realizada con la madera de varios pinceles, no con alambres, como se pensaba.

Marie van Goethem, la modelo de la figura, era la hija de un sastre belga y una lavandera. Era común, en la escuela de la Ópera de París, la pertenencia de muchas de sus alumnas a la clase obrera. Estas bailarinas eran conocidas como "petits rats de l'opéra", literalmente, "las ratas de la ópera", presumiblemente a causa de su transitar por el escenario de la Ópera en pequeños y rápidos pasos. Pero la asociación despectiva del nombre con la suciedad y la pobreza también fue intencionada. Quizás por ello Degas recurra a este tema como un modo de denuncia social, pues muchas de estas bailarinas se veían forzadas y avocadas a admitir a "protectores", especie de padrinos de las alumnas, que donaban jugosas cantidades de dinero a la Ópera de París, que ayudaban al mantenimiento de la escuela y a la manutención de las bailarinas, creando un demoledor círculo vicioso con la excusa del arte de por medio.

A la muerte del artista fue pasada a bronce en la Fundición de Adrien Aurélien  Hébrard en París, existiendo un total de 27 copias repartidas por otros tantos museos, como el Museo de Orsay de París, la Ny Carlsberg Glyptotek de Copenhague o la Galería Nacional de Arte de Estados Unidos, donde se exhibe el modelo original.

Vaya esta entrada a la memoria de Edgar Degas y como homenaje a mi niña Pilar, por hacerme querer a la danza clásica con la misma pasión que ella le profesa.

(Fotos by Wikipedia y web de los museos referidos)

viernes, 25 de febrero de 2011

FELIZ CUMPLEAÑOS, VIDA MÍA


Hoy la niña de mis ojos, mi niña Pilar, cumple 26 años. Desde aquí quiere felicitarte y desearte todo lo mejor, que pasemos juntos muchos días como éste y que la felicidad que comparto contigo, desde hace siete años, se prolongue en el tiempo. Te quiero con locura, vida mía.

Ya sabes que llevo tatuado a fuego tu nombre en mi corazón. Un beso.

(Foto by Norberto Prados Salas)

martes, 8 de febrero de 2011

POR OTROS SIETE AÑOS A TU LADO...


Nos conocimos, fíjate lo que son las cosas, de manera casual hace ahora siete años. Y desde entonces no ha habido un solo día que no necesitara ver tus ojos, tu sonrisa, o sentir el calor de tus besos. Aún recuerdo el primer abrazo en la calle Santo Ángel o el beso furtivo en aquella cuesta que tanto tiene que ver contigo, la "del Rosario".

Han pasado ya siete años, y lo único cierto de todo esto es que cada día me aportas la luz que necesito en mi vida, que me llenas de alegría en los momentos de flaqueza, que siempre estás ahí cuando más te necesito.

Ya te lo dije un día, ahora te lo repito. Sé que te puso en mi vida nuestra Virgen de la Esperanza y no quererte sería ofenderla a Ella. Gracias por estos siete maravillosos años y ojalá se multipliquen por otros muchos más.

Te quiero vida mía. Un beso

(Foto by Jaime Galán)