
sábado, 24 de diciembre de 2011
¡¡FELICES PASCUAS!!

miércoles, 28 de septiembre de 2011
D. PEDRO YBARRA, EJEMPLO DE SACERDOTE

Es el sacerdocio de D. Pedro un ejercicio de responsabilidad con su vocación. Perteneciente a una de las familias más respetadas de la sociedad sevillana (no en vano un antepasado suyo fue uno de los artífices de la creación de la Feria de Sevilla) su vocación sacerdotal fue tardía. Más "tuerceletras" que buen estudiante, inició los mismos en el colegio jesuita de Villasís, pasando posteriormente al colegio de la calle Pajaritos, donde la Compañía de Jesús trasladó el mismo, tras serle arrebatado el anterior edificio por el gobierno de la II República. En este mismo colegio de la calle Pajaritos es donde su hermano Eduardo, junto con la familia Álvarez Ossorio, se encargaría de darle inicio a lo que hoy es la Hermandad del Sol.
Culminado el bachiller, cursó estudios de leyes en la Universidad de Sevilla, donde se licenció en Derecho. Empezó a trabajar como abogado pero un hecho fortuito cambiaría su vida para siempre, como fue el tener que ejecutar una orden de desahucio contra una familia que quedaba en la calle, más pobre que las ratas. Entendió entonces que él no había estudiado derecho para estos menesteres, decidiendo encauzar sus pasos en ayudar a los demás. Primero pensó en hacerse médico, pero reflexionando en que la medicina no curaba los dolores del alma, decidió ordenarse sacerdote.
Ese compromiso con el sacerdocio, al que hacíamos referencia, le llevará a renunciar a su patrimonio familiar en pos de los más necesitados, sin hacer por ello ningún tipo de alarde. Fue la perfecta plasmación de la realidad evangélica: "porque tuve sed y me diste de beber, porque tuve hambre y me distes de comer, porque estuve desnudo y me vestistes".
En sus primeros años de párroco se preocupó de dotar de vida a la parroquia, recuperando los grupos de catequésis de comunión, postcomunión y confirmación o creando una misa participativa para los niños, que cada domingo a las 11 de la mañana cantaba un animoso coro parroquial, adaptando sus predicaciones para que todos, sobre todos los más pequeños, entendieran el mensaje contenido en los Evangelios. Así, aún recuerdo su "adaptación" de la parábola de los panes y los peces, donde los panes fueron sustituidos por bocadillos de chorizo, pero que todos entendimos a la perfección, pese a ser unos críos.
Fue, por decirlo de algún modo, un "pedagogo espiritual", capaz de hacernos vivir nuestra Fe como algo natural. ¿Quién no recuerda aquel nacimiento que montaba sobre el presbiterio, donde todos los niños participábamos en su realización aportando un pequeña figura de una oveja? Cada oveja representaba nuestra alma y en función de nuestras buenas o malas acciones semanales avanzaba o retrocedía en su encuentro con el Niño Dios contenido en el pesebre. ¿Hay una alegoría más hermosa y cierta?
En esos años, mi hermano Pepo y yo solíamos desempeñar funciones de monaguillo en la parroquia, familiarizándonos con los usos de la liturgia y ayudándonos a vencer nuestros miedos, invitándonos a leer en la misa las lecturas, peticiones, ofrendas o moniciones.Gran amante del arte, se preocupó de que la casa de Dios estuviese en perfecto estado de revista. Acondicionó las maltrechas dependencias parroquiales para dotarlas de vida, luchó con las instituciones para que las cubiertas del templo fuesen restauradas, enlució muros y paredes, además de restaurar el magnífico órgano parroquial (obra del reputado Maestro Calvete) y las imágenes de San Joaquín, Santo Domingo de Guzmán, el Arcángel San Miguel, San Francisco Caracciolo, San Eloy, los retablos de la Inmaculada y Santa Ana y la Virgen Niña, o la reforma del retablo de Santa Bárbara, colocando incluso junto a cada uno de los altares una pequeña cartela con la autoría de los mismos.
Sacerdote muy comprometido con los problemas actuales que acucian a la sociedad, no desatendió las necesidades espirituales de otros colectivos, como divorciados, alcohólicos, matrimonios o adultos. Ese compromiso le llevará a refundar y reactivar la casi perdida Escuela de Cristo, institución cuyo edificio está parejo a la Parroquia de Santa Cruz, pero de la que poco o nada se sabía.
Cofrade desde su más tierna infancia, como todos los Ybarra pertenece a la Hermandad del Silencio, sintiendo una gran devoción por Jesús Nazareno, habiendo sido además Director Espiritual de su propia hermandad, de la Hermandad del Cachorro y de la Hermandad de Santa Cruz, además de haber predicado en multitud de cultos de diversas hermandades y cofradías. Y por su condición de cofrade, era el primero en ser crítico con las Hermandades, cuando en algo fallaban, y defensor a ultranza de sus muchas virtudes, no entendiendo como otros compañeros de profesión no aprovechaban esa gran carga de espiritualidad.
Bueno, en el sentido literal de la palabra, su tipo físico resultaba "quijotesco", como el ilustre hidalgo que Cervantes creara -quizás como paradigma de que su segundo apellido es Hidalgo-, enjuto de carnes, pelo tornado canas, voz grave y una gran nariz como principal rasgo identificatorio de su rostro.
Humilde hasta el extremo, jamás aceptó de buen grado los reconocimientos y distinciones tributados a su persona. Así, asumió, casi a regañadientes, su nombramiento como Canónigo de la S.M.I. Catedral de Sevilla o su elevación al Arciprestazgo de la zona centro.
Hoy, cuando ya jubilado como párroco, -aunque seguirá ocupando la Vicaría de la Parroquia de Santa Cruz-, podrá descansar algo de lo mucho trabajado, sigue siendo un ejemplo para aquel monaguillo que lo conoció con siete u ocho años y que supo ver en él un ejemplo de pastor y sacerdote. Pierde la Iglesia de Sevilla un gran párroco, pero todos hemos ganado un sacerdote ejemplar, espejo en el que seguro que Cristo se ve reflejado.(Foto by ABC de Sevilla)
miércoles, 9 de febrero de 2011
UN HOMENAJE QUE LLEGA 10 AÑOS TARDE





El sencillo acto consistió en una emotiva semblanza sobre su persona, que pronunció el reconocido periodista D. Carlos Colón, la entrega de un recuerdo, consistente en un dibujo a plumilla, tinta y carboncillo del conocido llamador del "dragón" o "de San Miguel", así como en la proyección de varios vídeos con fotos del homenajeado en sus diferentes facetas como capataz de la Virgen del Rosario, misterio de la Sentencia, Cristo del Amor, Virgen de las Aguas del Salvador, misterio de la Borriquita, paso de San Leandro del Corpus y, sobre todas las cosas, capataz de la Virgen de la Esperanza.
Como el propio Luis León afirmó al tomar la palabra, "lo más grande que le ha pasado en su vida ha sido ser capataz de la Virgen de la Esperanza durante veinticinco años, más que ser millonario". Allí estuvieron con él sus incondicionales, mi tío Guillermo Orellana, -que tanto tuvo que ver en la fundación de la cuadrilla junto con Francisco José del Río, "Teté", y Fran Narbona-, su eterno contraguía Vicente Batelli, su hijo Iñigo, y costaleros ilustres como José Mª Rojas Marcos o Miguel Ángel Vaz Calderón.
Sin duda, el momento más emotivo, para mí, fue el abrazo en el que se fundieron Miguel Loreto, capataz del Señor de la Sentencia, y Luis León. Como un emocionado Miguel me confesó "yo estoy ahí porque él me puso".
Merecido homenaje que llega diez años tarde, pues Luis León se retiró voluntariamente de los martillos en el 2001. Tal como afirmó Antonio Hierro, capataz del Stmo. Cristo de las Tres Caídas de San Isidoro, en la magnífica tertulia desarrollada en el programa "Último Tramo" de SFC-Radio, "hoy todos debemos agradecerle a Luis León su iniciativa de crear la primera cuadrilla de aficionados", aquella que en 1972 paseó por las calles del centro de Sevilla a la Virgen de las Aguas del Salvador con jóvenes hermanos del Amor y Pasión.
Solo una pega a este sincero homenaje: me extrañó la ausencia del actual equipo de capataces y contraguías del paso de palio de María Santísima de la Esperanza, máxime cuando Antonio fue el fiel escudero de Luis durante tantos años.
Un grandioso homenaje para un gran capataz y excepcional macareno.
(Foto by web Hermandad de la Macarena)
sábado, 22 de enero de 2011
MIS CAPATACES (IV): SERGIO MAURIÑO Y JULIO JIMÉNEZ




domingo, 10 de octubre de 2010
MI SENTIDO PÉSAME A LOS HERMANOS GALLEGOS

miércoles, 25 de agosto de 2010
ASÍ LE HABLABA LUIS LEÓN A SU GENTE
lunes, 23 de agosto de 2010
MIS CAPATACES (III): LUIS LEÓN VÁZQUEZ




miércoles, 3 de marzo de 2010
MIS CAPATACES (II): LOS HERMANOS GALLEGO



Vaya ese sencillo y sentido homenaje a mis capataces de la Bofetá, con los que me he hecho costalero, aprendiendo a su lado. Pero, sobre todo, me quedo con el amor desmedido de Manuel por Jesús ante Anás, un bofetero convencido, como yo.
(Fotos by Fran Narbona y Arte Sacro. Texto: datos tomados de Arte Sacro y de las muchas conversaciones mantenidas a los largo de estos quince años de relación)
miércoles, 20 de enero de 2010
MIS CAPATACES (I): JAVIER FAL-CONDE MACÍAS
donde debuté como costalero, de la mano de Javier Fal-Conde.
Aparejador de profesión, casado y padre de dos hijos, pertenecía a las Hermandades del Calvario, la Vera-Cruz, la Bofetá, el Santo Entierro y la Sacramental de la Magdalena.
La última vez que tuve la suerte de verlo con vida fue el día en que recibía en mi hermandad de la Bofetá la medalla de los 25 años de pertenencia a la misma. Muy mermado ya físicamente, fue a recogerla, acompañado de su familia, escrupulosamente vestido de traje de chaqueta. A pesar de los años transcurridos, aún recordaba mi cara, y me saludó con el cariño con el que siempre nos trató a los que tuvimos la suerte de ser sus costaleros.
Fallecía la tarde del 13 de abril, en plena Feria, del año 2005, junto a la torre del Oro, víctima de un infarto. Se iba de esta forma, casi sin hacer ruido, el que fue mi primer capataz, con el que tuve la suerte de trabajar dos años, -uno en el Duelo, el otro en la Canina-, y del que jamás olvidaré su trato para conmigo y sus hechuras de buena persona.