viernes, 16 de diciembre de 2011

AQUELLOS BESAMANOS DE LA ESPERANZA MACARENA

La Esperanza Macarena ataviada con su conocido manto de los Cisneros, cuando éste lucía su color original, terciopelo verde agua, que perdió tras una desafortunada intervención restauradora del taller de Fernández y Enríquez.





Besamanos de la década de los sesenta. Podemos datarlo gracias a que el Retablo Mayor de la Basílica aún no luce la embocadura de plata de ley de Marmolejo, la cual fue instalada en 1971. En menacho que presentaba la embocadura del camarín es hoy parte de la caja del órgano basilical.


Tuvo la Esperanza Macarena un prioste que elevó la priostía a la consideración de verdadero arte menor, ingeniando bellas arquitecturas efímeras para los cultos de mi Virgen que crearon escuela y que hoy son vilmente copiados o reinterpretados por muchas Hermandades y Cofradías, no solo de Sevilla capital.

Aquel prioste no fue otro que José Mena Martagón, más conocido por todos como Pepe Mena. De su ingenio vinieron innovaciones como la escalera, el sillón, el cojín o el cetro, con los que se pretendían recrear un Salón de Trono francés, y que se van a constituir en elementos consustanciales que ayudarían a fijar los tipos de lo que hoy conocemos como el "Besamanos Macareno".

Pero sin duda, si hay dos Besamanos que marcaron un antes y un después en el concepto de la priostía macarena, son los conocidos como "del palio sostenido" y "del techo de palio" y cuyo montaje requería un estudio previo por parte de Mena Martagón y todo su amplio equipo de colaboradores, para crear el mejor marco bucólico con el que acompañar a la Esperanza.

En el primero de los citados Besamanos, aparecía la Virgen de la Esperanza cobijada bajo su propio palio, el cual fue magníficamente colgado de la bóveda de la Capilla Mayor con hilos de tanza, situándose en las esquinas cuatro ángeles de Ortega Bru procedentes del paso del Señor. El sillón ocupaba el camarín de la Señora, desde donde partía la escalera habitual hasta el suelo. En los intercolumnios del Retablo Mayor se situaron los ángeles mancebos pasionistas del altar del Sentencia y junto a la Virgen de la Esperanza, -que por cierto no lucía ninguno de sus tres mantos procesionales sino el conocido como de los Cisneros, así llamado por la familia que lo donó-, los ángeles lampareros de Castillo Lastrucci que regalase D. ª Pilar Calvo, Vda. de Banús, y los ángeles del retablo de la Virgen del Rosario.

Una amplia decoración floral completaba la escena, usándose los candelabros de cola, sin sus tulipas, como soportes improvisados de pequeños centros o ramos.

El otro excepcional montaje, salido del ingenio de Pepe Mena Martagón, fue el ideado a partir del antiguo dosel de cultos que la Hermandad adquiriese a la Soledad de San Lorenzo. Dicho dosel fue situado en el presbiterio y, tras él, el techo del palio enmarcado por los respiraderos del paso de la Señora. Una pequeña gradilla servía para ensalzar al sillón, situándose a ambos lados los referidos ángeles lampareros de Castillo Lastrucci. La Virgen de la Esperanza antecedía a todo este aparato arquitectónico, luciendo magníficamente bien ataviada con su manto de Coronación y su saya "de volantes", empleándose nuevamente los candelabros de cola como soporte floral.

Dos esplendidos montajes de Besamanos, cargados de ingenio y belleza, para ensalzar, aún más si cabe, a la devoción principal de Sevilla y Madre de todos los Macarenos. Ojalá algún día volvamos a ver montajes de este estilo.

(Fotos by Eugenio Páez y Sergio Sánchez Sánchez)

2 comentarios:

  1. Creo que los priostes actuales no tienen los suficientes huevos para hacer unos besamanos de ese tipo. No salen siempre de lo mismo.

    ResponderEliminar
  2. Hombre tampoco hay que ser tan duro. Creo que ser prioste en la Macarena no es fácil porque está todo el mundo pendiente de lo que hagas y estás sujeto a muchas críticas. Quizás para innovar hay que tener conocimientos y gusto y ahí es dónde yo me reafirmo que todo el mundo no sirve para prioste, por más que quieran empeñarse.

    Salvando la distancia, también tuvimos otro prioste digno de recordar en la historia reciente de nuestra Hermandad, como fue Miguel González de la Bandera, que supo realizar bellas innovaciones al conocido Besamanos de la escalera.

    Pero está claro que la originalidad de estos dos besamanos no ha vuelto a repetirse.

    Un saludo

    ResponderEliminar