A MI AMIGO JAVIER

La noticia llegó fría, con los albores de la mañana. Como una saeta que raja el viento en mitad de una noche cantada desde un balcón. Ha pasado un día y aún me resisto a creerla, pero esa enfermedad perra, con nombre de horóscopo, se llevaba otra vez a uno de los nuestros.

Y digo bien, uno de los nuestros, porque cuando a un amigo de corazón, le arrebatan un ser querido es como si te quitasen a tí un trozo. A mi amigo Javier la vida le robó ayer el sesenta por ciento de su ser, su madre, la que durante nueves meses fue gestando en su seno al hombre bonachón, corpulento y bofetero que hoy tengo la dicha de disfrutar como amigo. En unos meses Javier se casará, así el había previsto su destino, pero a su izquierda habrá un vacío difícil de llenar. Parece que era ayer cuando alzábamos al cielo a Jesús ante Anás pidiéndole por su sanación, en una levantá eterna que pareció no tener nunca fin. Y lo que son las cosas, no ha podido, ni siquiera, vivir otra Semana Santa.

Que enfermedad más perra es ésta, que entra como una sonrisa para terminar arrebatándote el alma. Cuesta mucho trabajo escribir una entrada como ésta, pues jamás desearías ver sufrir a un amigo. Quizás me afecte tanto porque en mi familia hasta por dos veces hemos sentido su cruel latigazo.

Hoy Javier, rezo profundamente por ella, porque estoy seguro que ya está en la Gloria, con la Virgen del Dulce Nombre, mirándola de frente, a los ojos. No habrá reproches, ni siquiera un ¿por qué?. Seguro que le pedirá que cuide de tí aquí en la tierra, ahora que ella ya sube al cielo.

Solo me queda decirte, amigo Javier, que aquí te dejo mi hombro, para que llores, para que te apoyes si necesitas levantarte, para que grites si la ira te envenena o para abrazarte si así lo deseas. Ánimo Javier, la mejor herencia que nos deja tu madre eres tú como persona: buen hijo, buen hermano, buen amigo y buen cristiano.

Descanse en paz. Amén.

(Foto by http://spqhis-elhumilladeo.blogspot.com)