Al túmulo del Rey Felipe II en Sevilla
Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla;
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?
Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.
Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente.
Esto oyó un valentón, y dijo: "Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado.
Y el que dijere lo contrario, miente."
Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.
(D. Miguel de Cervantes y Saavedra)
A mi amigo Alfonso González Palau, pues solo él podría entender una entrada como ésta.
¿Qué es efímero, sino la vida y sus miserias,
ResponderEliminarque abandonando todo a Dios, nuestro saber,
nuestra pobreza, todo se edifica como grandeza?
Pues nada ha de quedar en pie, olvidándose todo
en el abismo, hasta las pasiones y poderes, lances, diatribas, doctos exámenes, lujos,
reinos de maldades, hambres y varias escaseces,
las galas, políticas y riquezas... toda alma que es y oye la llamada eterna bien conoce que tres cosas se elevan de lo efímero en el instante
y se hacen eternas: son amor, verdad y belleza.