De izquierda a derecha: José Antonio Mejías, Luis Miguel Sánchez Fajardo, Dominga Collado, Jesús Sánchez Fajardo e Ignacio Rodríguez Collado, hijo de Dominga.
Luismi dedicando la primera levantá de la Virgen del Rosario, en San Román, a Dominga Collado
Decir Dominga Collado en Sevilla es decir Carmen y Rosario, Santa Catalina y San Román, julio y noviembre, palio y paso de gloria. Todas las Hermandades de Gloria se caracterizan por tener un "alma mater", una persona que las guía, que tira del carro, que confía en la devoción hagiográfica hacia la Virgen de sus amores y que ve recompensado sus esfuerzos cuando la Madre de Dios recibe los piropos y los besos de sus fieles y devotos, ya en el Besamanos, ya en los cultos, ya en su Salida Procesional.
Ejemplos hay muchos: Juan Martínez Alcalde y Andrés Martín Angulo en la Pastora de Santa Marina, Fernando Morán en la Pastora de San Antonio o Dominga Collado en el Carmen de Santa Catalina. Ella fue una de las que apostó fuerte por la fusión del Carmen y del Rosario, para que la Patrona de la Collación de Santa Catalina y San Román no quedase postrada, sin culto, por más tiempo.
Bajo su mandato, y apoyada en esta bendita locura por un grupo de fieles hermanos, se consiguieron las mayores cotas artísticas hasta entonces solo soñadas: las andas procesionales para la Virgen del Rosario y el nuevo juego de ráfaga, cetro, media luna y peana para la Virgen del Carmen, sin descuidar otras partidas importantes, como la vida interna de la corporación, la atención a Cáritas Parroquial y a cuantos feligreses lo necesitaban o la celebración de los anuales cultos.
Casi a la misma vez que mi hermano Pepo iniciaba una dura batalla de la que, por fortuna, ha salido victorioso, Dominga iniciaba la misma lucha hasta que su cuerpo dijo ayer basta, acogiéndose su alma al escapulario del Carmelo para que éste descansase en paz.
Gracias a Dominga, pude disfrutar el pasado día 1 de noviembre de uno de esos grandes momentos cofrades, -que llevaré grabado por siempre en mi corazón-, como fue estrenarme como costalero bajo las trabajaderas de la Virgen del Rosario de Santa Catalina. Y lo hacíamos todos de la mano de mi buen amigo Luis Miguel Sánchez Fajardo, por quien Dominga apostó fuerte para que fue él la persona escogida para llevar los designios de este paso. Luismi tocaba la gloria en Sevilla porque Dominga, una segunda madre para él, así lo había querido y deseado.
Hoy recuerdo aquella primera levantá en San Román la tarde de la salida, dedicada a Dominga, al suegro de Pepe Gómez y a mi hermano Pepo. Desgraciadamente el año próximo no estará con nosotros para ver como se pasea de nuevo la Virgen del Rosario, pero estoy seguro que desde el palco del cielo, sonreirá al ver junto al paso a su hijo terrenal, Ignacio Rodríguez Collado, y su hijo "adoptivo", Luis Miguel Sánchez Fajardo, riendiéndole pleitesía a la Virgen del Rosario, la Patrona de la Collación de Santa Catalina y San Román.
Descanse en paz Dominga, una gran mujer, gran esposa, gran madre, gran cristiana y gran cofrade.
(Fotos by Arte Sacro)
...Y MAESTRA....DE VIDA.
ResponderEliminarUna abrazo para su familia.
...desde La Puebla de Cazalla
Un recuerdo cariñoso y nostálgico para mi amiga Dominga...
ResponderEliminarAntonio