domingo, 5 de febrero de 2012

NO TODAS LAS "FUSIONES" CALZAN BIEN

Traje de gitana claramente inspirado en el ajuar de mi Virgen de la Esperanza Macarena






Traje de flamenca que recuerda al exorno de la Virgen de la Estrella


Está de moda el concepto fusión. Flamenco-fusión, cocina-fusión, moda-fusión, y así hasta un largo etcétera. Y a mí, aunque que duda cabe que en ocasiones se obtienen resultados interesantes, todo esto me suena a camelo, a un subproducto de peor calidad que el original del que se inspira. Al final, ni el flamenco-fusión es flamenco y la comida-fusión se traduce en que te claven una "estocá", hasta la bola, por ponerte platos muy grandes con nombres impronunciables y mínimas cantidades de alimentos que normalmente no te comerías.

Toda esta reflexión anterior viene al hilo de uno de los desfiles de moda flamenca que el SIMOF (Salón Internacional de la Moda Flamenca) se ha celebrado hace unos días. Ya el concepto de SIMOF me parece, en sí mismo, muy estereotipado, pero no me parece mala iniciativa empresarial si ayuda a activar la paupérrima situación económica de Sevilla. Y eso a pesar de ver a mi madre vistiendo magistralmente el traje de gitana toda mi vida, sin haber lucido nunca los costosos (y feos en muchos casos) trajes de reputadas diseñadoras, más pensados para madrileñas de AVE, Visa y puente de mayo, que para el pueblo llano.

En el desfile del pasado viernes día 3 de febrero, en el certamen de Diseñadores Noveles, se pudieron ver algunos trajes de flamenca "aderezados" con atuendos propios del ajuar de nuestros Cristos y nuestras Dolorosas, en algunos casos facilmente reconocibles como la Esperanza Macarena, Patrocino o la Estrella. Los mismos, formaban parte de la colección "Hossana in excelsis" del diseñador Manuel Eslava Gracia, conocido en el mundo de la moda como "Slava". Estos aderezos eran piezas tales como peinetas con forma de potencia o corona, fajines, rosarios, encajes, mariquillas, etc., que se me antojan bastante difíciles de ver paseando por el Real de la Feria.

Sevilla ha sido siempre la ciudad de la justa medida y como tal, ésta no debe perderse. Nos sentimos muy orgullosos de nuestras fiestas, fundamentalmente de la Semana Santa y la Feria, las más conocidas a nivel internacional. Es muy común la dualidad del cofrade que también es feriante, y de hecho, son muchas las Hermandades que montan caseta en el Real. Pero la militancia cofrade se traduce en la Feria en la presencia en la referidas casetas de cuadros con fotografías que ilustran a sus Sagrados Titulares y no con ese tipo de diseños que se me antojan más cercanos al mundo del Carnaval que a la propia Feria.


Quizás, la mejor definición que podamos encontrar de como debe ser un traje de flamenca, la hallemos en este fragmento, -precisamente-, de un Pregón de la Semana Santa de Sevilla, el pronunciado en 1979 por D. Manuel Toro Martínez en el Teatro Lope de Vega.

Nuestro traje regional, por ejemplo,
ni tiene un color obligado,
ni siquiera una hechura definida con rigor.

El frío de las marismas le pondrá manga larga
y abril la señalará corta.
Llegará al suelo o no,
tendrá o no volantes según los años,
y por supuesto, su tela
no se pesará como en algún sitio.

Nuestro baile exigirá conservar
la medida que impone el ritmo,
pero el corazón mandará más en los pasos,
que el que sean contados.

Dejemos que las fiestas tradicionales discurran como siempre han sido, evolucionando en lo que tengan que evolucionar, pero sin perder jamás el espíritu ni la esencia con la que fueron creadas.

(Foto by El Correo Web y Antonio Flores Fotografía)

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón, Rafael.
    A un servidor, lo primero que le viene a la cabeza al oír la palabra "fusión" es otra palabra: engañifa. En nuestro país, la cuestión es desmarcarse de los demás como sea, pero no a base de trabajo y esfuerzo, sino a golpe de extravagancia. Y como bien dices, aunque es aplicable a todos los campos, donde más me rebelo es comiendo fuera. Cuando un restaurante se anuncia como "cocina creativa" o "cocina de autor" ya me hago a la idea de que cuando regrese a casa me voy a tener que comer un bocadillo para quitarme el hambre.
    Desgraciadamente, los españoles en general y los sevillanos en particular, somos muy noveleros y, si antes todos los jóvenes querían ser como Mario Conde (cultura del pelotazo financiero), ahora todos los cocineros quieren parecerse a Ferrán Adriá (cultura del pelotazo culinario).
    En fin, el tiempo pondrá a cada uno en su lugar... o así lo espero.
    Un abrazo.

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  2. Al respecto de lo que comentas, te recomiendo la lectura de la entrada que sobre el cierre del Bulli, publiqué en el 2010.

    http://elninofrito.blogspot.com/2010/02/el-bulli-cierra-dos-anos.html

    Un saludo.

    PD: Me quedo con la genial frase de Enrique Becerra, genial hostalero sevillano, donde se come de verdad y por derecho, al referirse a Ferrá Adriá. "Ese hombre no tiene una cocina, tiene un laboratorio", ja, ja, ja, ja, ja, ja

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