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No es mi primo carnal, pero como si lo fuera, pues hay veces que los lazos familiares son más fuertes que los de la propia sangre. Cariñoso hasta el extremo y "bofetero" de corazón, pertenece a esa extraña generación que es la que ha mamado la Bofetá de familia. Monaguillo, nazareno, acólito, pertiguero en ambos pasos y miembro de la Juventud de la Hermandad ha sido su bagaje estos años hasta alcanzar su deseado sueño de entrar a formar parte de la cuadrilla de Jesús ante Anás.
Antes se fue curtiendo en pasos menores, como la propia Cruz de Mayo de la Bofetá, los pasos de gloria de la Merced, la Pastora de San Antonio o San Antonio M.ª Claret, además de hacer cuantas mudás de su hermandad se le cruzaban.
Su padre fue Hermano Mayor durante ocho años, además de miembro fundador de las dos cuadrillas de la Bofetá. Su abuelo, Enrique, y su tío, Patricio, marcaron la "época dorada" de la priostía bofetera, por no hablar de su abuela Lolina, madrina de media Hermandad, a la que tanto todos le debemos. Podría haber echo uso de todo ello, pero prefirió esperar para entrar cuando así lo quisiera la Providencia.
Ayer entraba a formar parte del escogido grupo de hermanos que pasearán el próximo Martes Santo (D.m.) a Jesús ante Anás por las calles de Sevilla. Y tendré la suerte de poder compartir con él tan entrañable travesía bajo las "bodegas" del barco bofetero. Igual que un día su abuelo Enrique llevó a mi padre a postrarse ante su Virgen del Dulce Nombre, ahora se vuelven las tornas y seré yo quién pueda darle la alternativa bajo las trabajaderas.
Disfruta mucho de todo esto primo, recuerda que tu abuelo desde el cielo seguro que te sonríe, -pues ya sabes que él era "Cristero" hasta la médula- y que para todo lo que necesites estoy tres palos por delante tuya. Y solo un consejo, ¡¡fuerte pa arriba!!
-A mi primo Enrique Rodríguez Morillo, Quique, que este año se estrena como costalero de Jesús ante Anás-
(Foto by Enrique Rodríguez Morillo)
SI BENE LOCUTUS SUM CUR ME CAEDIS
ResponderEliminarCuanto os envidio a quienes habeis podido sacar el paso del Señor, yo sólo pude meterme debajo de sus trabajaderas en un par de retranqueos y cumplir ese sueño que se forjó en tastas mudas subido en la crucetas del canasto.
Sí ya se que yo tuve la inmensa suerte, como Pepo, de pasear a nuestra Virgen del Dulce Nombre, pero sólo con soñar con la vuelta de Conde de Barajas no se lo que hubiera pagado. Así que disfutad todo lo que podais y ya sabeis, cuando en una de esas levantás llegue el humo del pebetero hasta el mismo cielo, acordaros de quienes vamos por delante del paso, con el cirio tiniebla al cuadril y el legitimo orgullo de ser BOFETEROS.
Un beso grande para los dos (o para los tres que también hemos nombrado a Pepo).