Pese a que la fotografía es de los penitentes de la Hermandad de la Esperanza de Triana, su visión me ha recordado anécdotas pasadas de nuestras cofradías que mi padre me cuenta, del que más y mejor he aprendido como cofrade.
Me refiere mi padre que antaño, en muchas cofradías, para salir de penitente no era necesario hacerlo con la túnica de la Hermandad, sino con cualquier túnica, siendo habitual ver detrás del palio de la Macarena a penitentes con túnicas de cola negra o blanca. Esto, que él vivió de primera mano, le permitía, cuando cualquiera de los mellizos, Luis o Isidro, salían de penitente, poder revestirse con el hábito macareno para acompañar a la Virgen de sus amores, su Esperanza Macarena.
Y es que, lejos de lo que muchos piensan, la devoción de mi padre por la Virgen de la Esperanza no prendió en su corazón tras ennoviarse con mi madre. Muy al contrario, su devoción venía de pequeño, inculcada por su abuela Ana y su tío Pepe, -su segundo padre-. Con el tío Pepe vivió el Pregón de Coronación de la Virgen de la Esperanza, que pronunciase el recordado poeta Antonio Rodríguez Buzón en el viejo Teatro San Fernando, o asistió asido a una columna, cual Zaqueo catedralicio, al momento sublime de su Coronación Canónica.
Por eso hoy, al ver esta fotografía, he entendido mejor que nunca la frustración de mi padre, sus sueños con dedos cruzados porque alguno de los mellizos saliese de penitente para, casi como en un regalo venido del cielo, pudiese acompañar a su Esperanza Macarena.
Hoy papá, por ser como eres, esta entrada va especialmente dedicada a tí. Un beso de tu hijo que te quiere.
Gracias hijo, el que me conoce de verdad sabe que lo que has contado es cierto,y a vosotros os lo he referido muchas veces. Atrás quedaron aquellos años que envidiaba las filas de capirotes verdes, que gracias a mamá que me hizo el mejor de los regalos, pude tener por fin mi pedazo de túnica de buen paño y un antifaz de terciopelo verde. Además pienso que la Virgen de Esperanza me va a permitir que la use todavía alguna que ora vez. Estoy seguro.
ResponderEliminarNo habría nada, en la vida, que me hiciese más ilusión que volver a verte vestido con tu túnica de la Macarena, el que quizás sea tu mayor tesoro.
ResponderEliminarOjalá no pase mucho tiempo sin que eso yo lo vea. Un beso, Rafa