CUMPLIENDO CON EL RITO..........

Agustín López, Jaime Galán y un servidor en el Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla

Jaime Galán y yo durante el traslado del Señor de la Cena

Impresionante el Señor de la Cena durante su traslado

Perfil del paso del Señor de la Humildad y Paciencia en el que es trasladado el Señor de la Cena. Tal parece que este paso hubiese sido pensado para Él

Los colores cambiantes del cielo a la salida del Señor de la Cena (6.30 a.m.)

Tal como me lo inculcaron mis padres, desde que era un mocoso de pantalón corto y calcetín alto, el pasado jueves, uno de los tres días que, según la tradición, "relucen más que el Sol", acompañé al Santísimo en la procesión del Corpus Cristhi de Sevilla.

Mañana cargada de pequeños ritos para mí, que comienzan levantándome muy temprano para acompañar al Señor de la Cena desde los Terceros al Palacio Arzobispal. En esa mañana la cara del Señor, soberbia obra de Sebastián Santos Rojas, se enseñorea con el paso de las horas, pues sus facciones y sus expresiones van cambiando en función de las luces. Momento para estar también con parte de la familia, con mi tío Fernando y mi tía Nieves, con mis primos, pero sobre todo para recordar a mi tía María, con la que siempre tuve un filín especial.

Este año se incorporaba una pequeña novedad, el estreno de mi amigo Jaime Galán como costalero "isidoriano" en el Corpus, precisamente portando el paso de San Isidoro catedralicio, con la cuadrilla de la Virgen del Loreto. Año sin duda que dificilmente olvidará, pues se ha estrenado a la vez en la Semana Santa de Sevilla y en el Corpus.

Posteriormente te trasladas al Patio de los Naranjos para ocupar el sitio asignado a tu Hermandad. Acompaño a la Bofetá porque me gusta acompañar a mi padre, aunque mis sentimientos vayan con la Macarena. Mañana agradable, donde saludas a los amigos de siempre, y a otros que, sin ser de Sevilla, han asumido como algo natural participar en este procesión, de la que no ha faltado nunca en los últimos ocho años (salvo fuerza mayor y por distancia, como el año que se encontraba en Praga).

Terminada la coparticipación de la Hermandad es el momento justo para desayunar antes de ir a contemplar el paso del cortejo y maravillarnos ante la impresionante custodia de Arfe que cobija el Cuerpo del Señor.

Procesión extraña la de este año, al desfilar la tropa sin bandera y sin rendirle homenaje al Santísimo. Cuando se enterarán nuestros políticos que las creencias y la Fe están alejadas de su forma de pensar tan laicista. Los honores para ellos, para los militares, pero no para Dios. Ver para creer..........

(Fotos by Jaime Galán Rueda)