sábado, 9 de febrero de 2013

PRECIOSA ALEGORÍA SEVILLANA DE NURIA BARRERA





El pregonero de este año, Francisco Javier Segura Márquez, y Nuria Barrera  Bellido posan junto al cartel de la Semana Santa de Sevilla 2013

¡ME ENCANTA!

Con estas sencillas palabras quiero resumir lo que he sentido al ver el extraordinario cartel que mi buena amiga y hermana en la Esperanza, Nuria Barrera Bellido, ha pintado, desde lo más hondo de sus entrañas, para plasmar como siente, vive, respira, y hasta se emociona un sevillano cuando llega nuestra Semana Santa. Cartel cargado de sevillanía y de simbología, con la marca de la casa consabida, la presencia del azul del cielo de Sevilla, en su anochecida, como solo sus bellos ojos de mujer saben captar.

Andaba inquieto y espectante ante el reto que para ella este encargo suponía. Por su valentía al admitir públicamente que soñaba con poder algún día realizarlo. Por las "chinitas" en el camino y los "darditos" envenenados de ciertos compañeros de profesión (recuerden aquella palabras, no hace tantos días, de que un cartel no es un "plato combinado..."). Por su condición de mujer y cofrade. Y por esta Sevilla tan ambivalente, tan dada a subir al pedestal a las personas, para luego tirarlas desde lo más alto, dónde hasta el más petulante se cree con suficiente preparación artística o estética (y no precisamente de la rama de peluquería...) para opinar sobre el ARTE.

Porque su cartel es una perfecta translación del Α a la Ω de nuestra Semana Santa. Del blanco del palio de la Virgen de la Paz, -acaso la novia de todos los sevillanos en nuestra primera niñez-, saliendo por la puerta de la Parroquia de San Sebastián, al blanco de la sábana que, como mortaja, veremos pender de la Cruz de los Servitas o en el sepulcro de la Resurrección, sin olvidar las blancas azucenas de la canastilla de la Soledad de San Lorenzo o la jarra de azahar del Silencio.

Cartel profundamente sensorial, como ella misma lo ha definido, como la música que llega por nuestros oídos, plasmada en esa corneta de la Centuria Romana Macarena, el olor del incienso de la naveta de la Mortaja o el olor a cera de la cesta de diputado de tramo de la Amargura.

Cartel profundamente simbolista, como el homenaje a los costaleros y los aguaores representado por ese cántaro (¡gracias por lo que me toca!), pero me atrevería a asegurar que es también un pequeño guiño a uno de los cuadros más conocidos, -acaso el mejor de su etapa sevillana-, que realizara uno de sus pintores preferidos, Diego Velázquez.

Cartel de luz, de Sevilla y de Triana, la del primer rayo de sol que ilumina el rostro de la Virgen de la Paz cuando sale de su templo, como también dan luz las velas encendidas, como la del cirial de la Hermandad del Cachorro, recurso pictórico simbolista que ya usara Jan Van Eyck en su "Matrimonio Arnolfini" para indicarnos que estaban ante la presencia de Dios.

Y cartel de devociones y de Fe, de sus hermandades de la Macarena y el Cachorro, plasmadas en la corneta, la medalla macarena y el cirial, pero también en la naveta de la Mortaja, pues naveta viene de barco y ese es el símbolo del logo del Año de la Fe que en el presente 2013 conmemoramos.
 
Una preciosa alegoría cargada de sevillanía, que encierra más mensajes ocultos que los que aparentemente podamos ver a simple vista, y que ponen una vez más de manifiesto la enorme valía de Nuria Barrera como artista y pintora. ¡Muchas felicidades amiga!
 
(Foto by Arte Sacro)

No hay comentarios:

Publicar un comentario