miércoles, 7 de noviembre de 2012

CON MANOLO BARRANCO EN EL RECUERDO...




Años hacía que la Virgen del Rosario no vestía impolutamente de negro en el mes de noviembre, el mes de los difuntos por antonomasia, visión ésta que solo los hermanos más antiguos recordarán de tiempos pasados. Espléndida se presentaba ante nuestros ojos a principios de este mes, magistralmente vestida por su joven vestidor, Álvaro Abril, con una impecable saya de nueva factura del bordador iliturgitano Pedro Palenciano.

Y por esos renglones torcidos de Dios, por esas extrañas ironías que el destino a su capricho quiere concedernos, la Virgen viste su riguroso luto para despedir a uno de sus hermanos más antiguos y notables del cuadrante, Manolo Barranco. Hoy se nos ha marchado uno de esos hermanos que eran en si mismo historia viva de la Hermandad del Prendimiento. De la generación del cuarenta y tantos, de San José, Cantarranas y la SAFA. De los que que conoció el exilio en el garaje de la gitana y la entronización en San Agustín.

Manolo era todo en esta Hermandad, infatigable vendedor de tickets en la Feria o las Cruces, -dónde ya por siempre lo recordaremos indisolublemente unido a su taquilla-, presente siempre en los montajes ayudando en todo lo que pudiera, no derrochando jamás una peseta de la mayordomía de su hermandad en los tiempos de bonanza, -él que había conocido la precaria economía de tiempos pasados-, eterno con su vara gótica de la Antigua Hermandad de la Sentencia en la presidencia de su paso de misterio o riñendo cuando creía que algo no se estaba haciendo bien.

Los que tuvimos la suerte de conocerlo, -y yo, aunque no de largo recorrido, si que he podido compartir con él ocho años de vivencia y hermandad-, siempre lo recordaremos en dos instantáneas, fumándose un pitillo y con su cámara en ristre, grabando cada acto, culto o salida de su hermandad. Hace poco más de quince días asistía extasiado, alegre y feliz a la visita extraordinaria que la Virgen del Rosario realizaba a la Patrona en su anual Rosario de la Aurora. Se emocionaba viendo como los rayos de sol iluminaban el rostro de la Reina de Linares por el paseo.

Vienen ahora a mi memoria anécdotas que siempre nos contaba, como que él había pintado de purpurina el paso antiguo del Señor en la SAFA con el padre de Curro Vázquez, quizás para hacernos ver cuanto habíamos cambiado y que tomaros conciencia de ello.

Ha querido marcharse con el alegre recuerdo de su Virgen del Rosario vestida de sol, como un ascua de luz, y despedirse igualmente de su Cristo del Prendimiento, antes de que Éste marche a Sevilla para ser restaurado. Quizás su corazón no estaba dispuesto a resistir esa agonía de estar cinco meses separado de su mayor devoción, su Cristo del Prendimiento.

Descanse en paz este gran cofrade y gran persona.

(Foto by Norberto Prados Salas)

1 comentario:

  1. Federico García Lorca

    Despedida



    Si muero,
    dejad el balcón abierto.

    El niño come naranjas.
    (Desde mi balcón lo veo).

    El segador siega el trigo.
    (Desde mi balcón lo siento).

    ¡Si muero,
    dejad el balcón abierto!

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