Creo que todos, a estas alturas del año, ya sabemos que el Estado Español y la ciudad de Cádiz están conmemoran do, por todo lo alto, el Bicentenario de la promulgación de la Constitución de Cádiz, conocida como "la Pepa", -por haber sido proclamada el día de San José, 19 de marzo de 1812-, primera constitución o carta magna que tuvo nuestro país.
Sin embargo, hoy 16 de julio, pero de hace ochocientos años, tuvo lugar una batalla vital para nuestra nación y para todo Europa. Esa batalla no es otra que la Batalla de las Navas de Tolosa, en la cual una alianza de tropas cristianas de Navarra, Castilla, León, Aragón, Portugal y Francia derrotaban al ejército almohade comandado por Muhámmad al-Naásir, más conocido como Miramamolín, cuyo nombre en árabe significaba "Príncipe de los Creyentes".
Aquella mítica batalla, que forjó el concepto de unidad de la nación española, evitó el avance del Islam más allá de los Pirineos. Dicho de otro modo, con la derrota del ejército musulmán se evitó que Europa fuese dominada por el yugo del Islam, retrocediendo varias siglos en su evolución.
Entre 20.000 y 70.000 cristianos se enfrentaron al ejército invasor proveniente del norte de África, donde controlaban una ancha expansión de terreno comprendida entre la actual Marruecos y Libia. Y cuando hablamos de ejército invasor, lo hacemos con conocimiento de causa, pues ya en el año 1203 los almohades habían conquistado las Baleares, entonces en manos de los almorávides. Es decir, eran musulmanes atacando a sus propios compañeros en la fe islámica.
Hoy, aquella mítica batalla que en mis años como alumno de bachillerato me fue narrada como una de las grandes azañas del largo periodo conocido como la Reconquista, es estudiado -"casi de puntillas"- en los libros de textos convencionales. No es políticamente correcto hablar de Reconquista y de las Navas de Tolosa. Posiblemente a muchos bachilleres actuales les suenen a "chino", nombres como los de D. Pelayo, Alfonso VIII o Fernando III "El Santo" sin los cuales es imposible conocer el devenir histórico de nuestra propia nación.
Quizás por todo ello, porque en ocasiones me gusta ser políticamente incorrecto, y no dejarme apacentar como a la ovejas, vaya hoy este humilde recuerdo a una batalla, la de las Navas de Tolosa, que cambió el rumbo y el devenir de Europa y de España.
(Fotografía y algunos datos tomados de Alfa&Omega n.º 794)
Buena conclusión. Y además, no está de más dar a conocer a los jóvenes la importancia que esta batalla, gracias a la cual, a lo mejor hoy las niñas no irían con minifaldas ni los chicos estarían todo el día anclados a sus móviles y especulando con quién será el friki de este verano. Un abrazo, hermano.
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