sábado, 28 de julio de 2012

¡UNA DE......



Juana Goyguro, recibiendo la Medalla al Mérito al Trabajo del entonces Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Juan Carlos Aparicio Pérez








Juana Goyguro, la calentera del Postigo, en artículo publicado en la sección "El Patio" de José Luis Montoya, en el diario ABC de Sevilla de 12-10-1985.


Nazareno macareno desayunando, al sevillano modo de la calle Feria, unos calentitos en la mañana del Viernes Santo

..calentitos!, gritaba Juana, en su puesto de masa frita en el Arco del Postigo, junto a la Pura y Limpia, al que mi abuela Gracia, -que vivía entonces en la cercana calle Antonia Díaz-, y luego mi padre, me llevaban con frecuencia en mi infancia a deleitarme con esos "churros" de masa prieta que hacían, de manera inigualable, en ese humilde puesto de blanca cal, como blancos eran los papeles que los envolvían.

No creo que exista un producto más sencillo de fabricar, en sus dos vertientes, "de papa" y "de rueda", que mejor se identifiquen con la cultura española. Aquí los llamamos "calentitos", los madrileños les dicen "porras" y como "buñuelos" se identifican a los fabricados por los miembros de la raza calé en los días de Feria de Abril y Velá de Santa Ana, aunque algún purista dirá que esos no son estrictamente churros, pese a que su composición sea similar. 

"Tejeringos" o "jeringos" los llaman en la tierra de mi padre, Carmona, término que, al parecer se usa en otros puntos de la geografía andaluza, como Córdoba o Guadix, mientras que en Linares se les llaman "tallos", llegando incluso a acuñarse una sabia expresión popular, "tienes más pringue que un papel de tallos", convirtiendo además a "la Palotes", la histórica propietaria del puesto del Paseo de Linarejos, en un personaje asociado a la cultura popular de dicha ciudad.

Parece mentira que esa masa, compuesta únicamente por harina, agua tibia y una pizca de sal, pueda gustar tanto a niños y mayores, pese a que también lo acompaña cierta fama de indigestos y pesados al estómago, provocando lo que en mi casa llaman "ardores" y/o "ardentías". Sea como fuere, yo me reconozco un fiel seguidor de este rico manjar, solo o acompañado de azúcar, con chocolate o con café con leche. ¿Hay algo más sevillano que acabar una noche de juerga comiendo "calentitos"? ¿Quién no recuerda las entrañables estampas del nazareno de turno, en la Madrugá sevillana, desayunando un "papelón de calentitos" y un cafelito con el antifaz remangao?

Sirva esta entrada como loa al "calentito", algo tan nuestro y universal que hasta los "yankees" los han "adoptado". Menos bollería industrial y más "calentitos". Y un ruego a los visitantes y lectores habituales y/u ocasionales de este humilde blog: dejen sus comentarios diciendo con que nombre son conocidos los calentitos en otras regiones de España.

(Foto by Archivo Rafa Ríos, Diario de Cádiz&ABC de Sevilla)

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