AÑORO TU PRESENCIA...

Decía mi abuela Teresa, en una de las conversaciones que he mantenido con ella, "dime que dedo de la mano me corto, que no me duela", en referencia a los disgustos y las alegrías que sus hijos y sus nietos le han dado a lo largo de la vida.

Esta máxima, aplicada a la vida diaria, está cargada de razón y simbolismo cuando la extrapolamos a otros ámbitos, como el devocional. Los macarenos tenemos un norte y una guía clara, todo gira en torno al Ancla de la Esperanza, sin olvidarnos nunca que nuestra Basílica, al igual en nuestro corazón, "a babor" está el Sentencia y "a estribor" el Rosario y su "Niño Frito".

Esta mañana, cuando he acudido a verlos, con esa visita necesaria que todo cofrade realiza, casi por impulso, a las imágenes de su devoción, algo me faltaba en la Basílica. Se me hacía extraño mirar a la derecha y no ver a la Virgen del Rosario en su altar. Por más que quisiera, el Niño Jesús de Praga, por más macareno que sea desde que lo "adoptamos" en 1992, no consigue llenar el vacío que me provoca Tu ausencia.

Con el deseo de que estos días de partida transcurran pronto por las hojas del calendario, añoro que mi "Niño Frito" vuelva a posar la ternura de su cabeza y la inocencia de su sueño en el pecho amoroso de su Madre del Rosario.

(Foto by Rafael Ríos Delgado)