Ya ha terminado todo. Y el regusto que me queda de toda la experiencia es agridulce, por algunos asuntos que no vienen al caso. Lo importante es que, después de sesenta años, la Virgen de la Merced volvió a pisar las calles de Sevilla. Me quedo con las caras ilusionadas de las hermanas mercedarias, de muchas antiguas alumnas que, emocionadas, asistían a la salida o con la inocencia de la chavalería que copaba el amplio cortejo.
Lo demás, sería restarle méritos a las Monjas Mercedarias que llevan ya 50 años educando en Sevilla por la libertad. Si algo hice bien, que la Virgen me lo premie y si no que me lo demande.
(Foto by ABC de Sevilla)
Para mi a sido muy bonito vivir muchas cosas de las que he vivido con todo lo que rodea a esta congregación. Nunca había vivido el montaje de una virgen tan de cerca como lo pude hacer el día en el que Sergio estaba restaurando los brazos de la Virgen en presencia nuestra.
ResponderEliminarOtra experiencia más Rafa, quedate con eso amigo.
Un abrazo¡¡