Me la han mandado como una coña, como una de esas alocadas decisiones a las que nos tiene acostumbrado nuestro Alcalde, pero bien podría ser verdad. Lo que si es cierto es que, aunque no sea jamás oficial, nadie podrá decir desde el mítico 18 de septiembre de 2010, que el Estadio de la Cartuja, aquel que se inauguró con un España-Crocia y que se concibió para unos Juegos Olímpicos que nunca llegaron, no es, por derecho propio, el Estadio de la Esperanza.
Nunca un edificio laico estuvo más y mejor bendecido que acogiendo en su seno a la Madre de Dios, la Esperanza Macarena, y a su preclara hija, la ya beata, Madre María de la Purísima.
Nunca un edificio laico estuvo más y mejor bendecido que acogiendo en su seno a la Madre de Dios, la Esperanza Macarena, y a su preclara hija, la ya beata, Madre María de la Purísima.
(Foto by Fernando Morillo)
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