DE LA PURPURINA A LA HOJILLA

Una de las anécdotas más conocidas de nuestra Hermandad del Prendimiento, que no por reiterada deja de ser curiosa, es la que siempre refiere nuestro querido Manolo Barranco de cómo él montaba el antiguo paso del Señor del Prendimiento en la capilla del Colegio de la SAFA de Linares, -entonces nuestra corporación residía en San José-, y cada año repasaba su maltrecho "dorado" con purpurina, ayudado en esta tarea por el padre del torero Curro Vázquez.

Desgraciadamente cada vez quedan menos "mayores" en nuestra Hermandad de los que podamos aprender, en todos los aspectos. Se nos fueron Bernardino Jiménez, Loren, Balta, nuestro recordado Caparrós, los cuales vivieron etapas muy importantes en el seno de nuestra Hermandad. El traslado de San José a una triste cochera, la restauración de las imágenes titulares, el nuevo paso, la llegada a San Agustín y tanta otras cosas. De estas anécdotas de nuestros mayores, por entrañables, vamos y hemos conocido el largo y pesado devenir de nuestra corporación a lo largo de tantos años y décadas.

Hoy contemplamos el antiguo paso del Señor, que posteriormente paso a Jabalquinto donde era usado por el Nazareno de dicha localidad, y podría parecernos ridículo que ese paso saliese en Semana Santa. Alguno pensará que incluso hay cruces de mayo más costeadas. Es posible que no les falte razón, pero es lo que había y por eso se cuidaba al extremo de repasarlo cada año con purpurina para que no se le notasen los desconchones.

De la unión de todos los hermanos se pasó de aquel humilde paso al "barco" de Guzmán Bejarano que hoy se pasea orgulloso por las calles de Linares. De un palio liso a uno bordado y hasta a una toca bordada con hojillas. De una cofradía, pequeña y humilde de pueblo, pasó nuestra Hermandad a convertirse en el referente de toda una ciudad y de muchos pueblos cercanos.

Y todo esto se consiguió gracias a la ilusión y a la unión de todos. Quizás ese sea el gran motor que nos falta. Unión. Porque con unión se alcanzan los proyectos (no hace tantos años dorar el paso de misterio era una utopía). Y con los nuevos proyectos llega la ilusión por alcanzar nuevas metas.

Por eso, ahora más que nunca, todos debemos arrimar el hombro, aportar nuestro granito de arena, para sacar a la Hermandad del atolladero en el que parece haberse estancando. Y solo con la unión de todos lo lograremos. No pensemos en "es que no me han llamado, es que no cuentan conmigo, es que.......". Tonterías. Como dice el dicho, que bien pudiéramos aplicárselo ahora a nuestra corporación: "Quiéreme cuando menos me lo merezca, pues será cuando más lo necesite".

En nuestras manos está seguir alcanzando metas y cumpliendo nuestro sueños.

(Fotos by Juan Pedro Lendínez y web Javier Roán)