MI SEMANA SANTA 2010: SÁBADO SANTO

Dos grandes gladiadores del costal que se retiran, Patri y Guerrero. Gran y merecido homenaje

Los MIB, que nos condujeron a la Catedral:
Luismi, Isaac, Palomo, Fernando y Eduardo

José Manuel Palomo y Luis Miguel Fajardo. Nunca un capataz encontrará un mejor peón de confianza....

La Sacra Conversatione que cautivó a Sevilla

La Virgen del Sol, la protagonista de toda esta historia

No es un sueño, ni un fotomontaje, el Varón de Dolores con la Giralda al fondo.....

es simplemente, un sueño hecho realidad

La impresionante espalda del Varón de Dolores, que plasma perfectamente los traumas de la Pasión

Y Cristo pisa a la serpiente del Pecado Original, mientras apoya su pie sobre la calavera de Adán

Y como todo en la vida, una semana casi mágica llegaba a su fin, ¡pero que fin!, nada más y nada menos que poner la guinda siendo testigo y partícipe de la primera estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral con la Hermandad del Sol.

Atrás quedaban historias que en vida se habían ido entrelazando para que yo me acercase a la Virgen del Sol. Mi amistad con los hermanos Dela, con María José, con Manolo Picón, con Juan "el patriarca", con Bonilla, con Eusebio, me habían hecho ir conociendo poco a poco a esta querida Hermandad, cuando yo entonces soñaba con la quimera de refundar la Hermandad del Cristo de la Corona, proyecto del que me desvinculé cuando aquello se desdibujó convirtiéndose en el proyecto de un ego mal encauzado......

Recuerdo ahora una tarde de Jueves Santo lluvioso cuando, con la que por aquel tiempo era mi novia, compartimos mesa y mantel en el restaurante Zarabanda, muy cerquita de la Plaza de la Gavidia, con Eusebio Álvarez Ossorio y José Manuel Bonilla. Entonces ya ellos me invitaron a pertencer a la Hermandad del Sol, ofrecimiento que yo rechacé amablemente, surgiendo de aquella comida una promesa: el día que salga el Sol con nazarenos tú nos acompañarás como costalero. Y así quiso la Virgen del Sol que fuese porque, años después, Eusebio era elegido Hermano Mayor y la Hermandad de Gloria era aprobada como Hermandad de penitencia; a los pocos días de aquella histórica fecha me encontré en la Plaza del Duque con Eusebio, y sus palabras fueron pocas, pero precisas: "¿Te acuerdas de tu promesa? Me gustaría que la cumplieras". Y como los hombres de derecho cumplen las promesas, allí que fui a la primera igualá de la Hermandad del Sol, aunque ahora nuestros lazos quedarían unidos para siempre.

Quién me iba a decir que en aquella igualá, a la que yo me acercaba por unos motivos muy concretos, otros hermanos míos se habían acercado por otros motivos. Allí me encontré con buenos macarenos como Luismi Fajardo, Manuel Guerrero, Curro Lora, Antoñito Granado, Pepe Gómez, Manuel Cabra, Jorge Castaño y un largo etcértera, que hicieron más fácil aquella primera convivencia.

Habían pasado tres años de aquella primera y valiente salida procesional, con mijitas de agua inoportunas que parecían querer quebrar la ilusión del barrio del Plantinar, pero como dice el dicho que la Fe mueve montañas, lejos de asustarnos continuamos con paso firme y decidido, pudiendo pasear al Señor Varón de Dolores por la calles de su barrio. De aquella primera salida queda la anécdota vivida en el primer Vía-Crucis desde la Parroquia de San Diego de Alcalá, cuando una de las almondillas se desprendió, terminando Luismi y servidor portando solo la almohadilla a varios metros de las andas.

Pero quedaba la confirmación definitiva, y ese soñado debut llegó en la pasada Cuaresma, con la confirmación de que haríamos Estación de Penitencia a la Catedral. En pocos meses la Hermandad, con un gran sobreesfuerzo humano levantaba una Capilla propia añeja a su sede canónica. Si Cristo dice en la Biblia que derribará el templo de Jerusalén y lo levantará en tres días, tomándolo los judíos por loco y blasfemo, nuestro querido Curro Lora parece que hizo suyo ese aserto, al levantar en solo tres meses -de duro trabajo y esfuerzo colectivo- la soñada Capilla Sacramental para las imágenes.

Ya era mañana de Sábado Santo, hermosa, radiante, con sol, y nunca mejor dicho, de justicia. A las 9:30 de la mañana dos de mis "locos de la Costanilla", Pepe Gómez y Manuel Dalí, se acercaban a recogerme. De allí fuimos a casa de nuestro Rafael Gordillo particular, Luismi Fajardo, matando la espera en la puerta de su casa jugando con un balón de fútbol. De casa de Luismi nos acercamos al Centro de Atención al Costalero, que estaba hasta la bandera, por lo que desistimos del masaje, para marchar directamente al Plantinar.

El Plantinar, sobre las once de la mañana era un hervidero de gente, de vecinos, curiosos, cofrades y hermanos que transitaban por la Capilla y las calles aledañas del barrio. Allí me encontré con una buena representación de mi Hermandad de la Bofetá que se habían acercado a entregar un presente.

Y llegó la igualá. Faltaban algunos que se habían caído por el camino del devenir de los años pero estaban otros. Momento especial fue el presente que se le entregó a dos ilustres que se retiran, Patricio Hidalgo y el Tito Guerrero. Luismi, vestido impolutamente de negro en su condición de auxiliar de capataz (chorrada gorda ésta, para no llamarlo contraguía), se afanaba en repartir las papeletas de sitio, así como medallitas y estampas de recuerdo.

A la una de la tarde sonaba el martillo y el Varón de Dolores comenzaba a caminar en su larga travesía hasta la Catedral. Momentos inolvidables los que acompañaron a aquella salida, así como la acogida dispensada por el barrio, por calles poco habituadas al paso de las cofradías, como la Avenida de Portugal, Avenida del Cid o Palos de la Frontera, calle por la que por tantas veces transité en mis años de estudiante universitario. Ya en Palos de la Frontera la galería de personajes ilustres que compusiese Antonio Susillo para el Palacio de San Telmo, por encargo de los Duques de Montpansier, parecían afanarse por ver a aquella nueva cofradía que traía en su cortejo aires de su época.

Muy emotivo fueron los pasos por el Arco del Postigo y el barrio del Arenal, pero sin duda me quedo con la entrada en Campana, por el caluroso aplauso con que Sevilla acogió a la Hermandad del Sol, pese a las críticas que algunas víboras habían, han y siguen vertiendo en contra de la corporación del Plantinar. Ya le dijo Dios a la serpiente del Pecado Original que se arrastraría sobre su vientre y sería odiada por las generaciones venideras; hoy, algunos se arrastran por un micrófono, convirtiendo la Semana Santa en periodismo amarillo y rosa, alejado de la Fe, las vivencias y los sentimientos. Él que miraba a una Estrella, sabrá porqué......

Y tras el paso por Catedral vendría el gran acierto del recorrido planteado, el discurrir por el barrio viejo de San Bernardo. Calles como Cristo Rey, San Bernardo o Torero Manolo Vázquez literalmente se volcaron con la Cofradía. Si antes en este histórico barrio se estrenaba el Miércoles Santo, ahora también lo harán el Sábado.

Con la llegada al barrio, a su capilla y a su parroquia se cumplía un sueño de más de diez horas de recorrido, con una andar largo y reposao, y con vivencias que jamás se olvidarán. Y quedaba por ver a la protagonista de esta historia, a la Virgen del Sol, la que un día salió del taller de Bonilla siendo una buena escultura, para convertirse en la Reina que cautivara los corazones del barrio del Plantinar. Qué belleza y qué sencillez al mismo tiempo, en un palio que parece que llevase toda la vida procesionando, de lo bien conjuntado que está.

Ya en el interior de la capilla los rezos y las preces de D. Geraldino dieron paso a la emoción no contenida de hermanos que llevan y han luchado mucho para hacer realidad este sueño. De todas las imágenes, me quedo con la de Eduardo Truán, roto por la emoción, abrazado a su novia. El más grande, el que pone la coraza de la dureza, el que tiene fama de antipático, por unos momentos demostró su humildad y su hombría, al emocionarse.

Gracias a los hermanos del Sol, por permitirme compartir esta página de vuestra historia con vosotros. A Patri, a Javier Parrado, a Palomo, a Manolo Siles, a Bonilla, a Eusebio, a Eduardo, a Luismi, a Juan Luis Amaro, a mis "locos de la Costanilla", a mis macarenos, a todos, gracias por hacerme vivir una jornada inolvidable.

-Perdonad si me olvido de alguien, pues os llevo a todos en el corazón-

(Fotos by Arte Sacro, El Correo Web, Patri Hidalgo & José Manuel Palomo)