sábado, 17 de abril de 2010

MI SEMANA SANTA 2010: JUEVES SANTO

Tarde de Jueves Santo, clasico donde los haya. El amigo Antonio Sáchez, armao de la Centuria Romana Macarena, se encamina hacia la Basílica, junto con su novia, Sandra Arenas, vestida de mantilla


La belleza de la Madre de Dios

Alguien dijo una vez que Ella no tiene devotos y no arranca corazones a su paso.....iluso

Mi Cristo de la Sentencia se encamina hacia la calle Resolana; a la derecha de la fotografía se observan los aguaores, donde se encuentra el autor de estas líneas

A la salida del Señor el pueblo ya se agolpaba junto a la Basílica varias horas antes

Y llegó el día deseado, anhelado, ansiado desde que era pequeño. Pese a que la noche anterior me había recogido tarde, viendo a las Hermandades de las Siete Palabras y los Panaderos con la buena compañía de Montse Donaire y Montse Camino, para mi familia el Jueves Santo es el día grande, por antonomasia, de la Semana Santa.

Día para recordar a los que ya no están, como el abuelo Pepe o el tío Pepe, ambos macarenos de pro. Pero sobre todo, día de alegría infinita.

Y amaneció un Jueves Santo pletórico, con sol radiante. Y entonces uno recuerda lo que sus mayores le enseñaron: "Tres días hay en el año que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Cristhi y el día de la Ascensión".

Tras arreglarse convenientemente, llega la hora de recuperar los ritos. Mañana de Basílica, de moña verde en la solapa de la chaqueta que una guapa niña macarena te habrá colocado en la solapa, de reecontrarte con viejos amigos de tu época de la Juventud, de vivencias y recuerdos. Te buscas y te encuentras donde sabes que vas en el cuadrante de la cofradía, "aguaor paso de Cristo", soñando con que algún día tu nombre figure algunos renglones más abajo, donde pone "costaleros del Señor".

Y tras toda la mañana viendo al Señor de la Sentencia y a la Virgen de la Esperanza sobre su paso, compartiendo tanta belleza con Sevilla, te marchas a casa exhausto ante lo que en pocas horas acontecerá. Comida rápida y a descansar ante la inminente Madrugá.

Sobre las 20:30 h. me despierto. Duchazo y pico algo de cena, me tomo la tradicional taza de caldo, "niño tómatela que entona mucho el cuerpo y esta noche va a hacer frío", y comienza el nuevo ritual. Pantalón azul, calcetines de igual color, botines Rebook clasic, -para nosotros, Rebook modelo macareno-, camiseta, sudadera morada, medalla, estampas, papeleta de sitio y la mochila con la ropa por lo que pueda pasar. Quien sabe si a alguno, con los nervios, le ha entrado una descomposición de vientre y no puede salir.....

Te despides de la familia y te marchas al encuentro de Ellos. Pero a todo este ritual le falta algo y alguien, MI PADRE. Desde hace unos años sus rodillas han dicho basta y por ahora ha dejado de salir de nazareno. Esa, sin duda, es la estación de penitencia más dura, no poder salir, deseándolo, con la Virgen de tus amores, la que escogió libremente, por mor de unas rodillas maltrechas. Pero queda una Esperanza............... se jubila en agosto y entonces, Dios dirá.............

En la puerta del Hotel Macarena se forma una reunión de buenos macarenos, Luismi, Moi y Jesús Sánchez Fajardo, Ángel Hermógenes Fernández Alonso y un servidor nos encaminamos a casa de otra gran familia macarena, la familia Nuñez. Lo tranquilo que se tiene que dormir sabiendo que el cabecero de tu cama hace pared con la Basílica..... Y allí con los hermanos Nuñez, Jero y Lolo, con Eli, con Pilar, surgen las primeras fotografías de la noche, mientras disfrutamos de unas exquisitas croquetas caseras y de una excepcional ensaladilla. Y surgen las bromas y las coñas.... parecemos futbolistas antes de un gran partido.

Entramos en la Basílica y rezo obligado ante nuestros Titulares. Y saludos a más hermanos, a casi toda la cuadrilla. Hoy el más duro, -¿verdad, Maruni?-, también está nervioso. A las 22:30 puntualmente la cuadrilla sube a igualar al museo y yo voy con ellos. No hubo suerte, vinieron todos. En ese momento, asumo mi papel. Soy el encargado de saciar la sed de los querubines que van a pasear a mi Cristo de la Sentencia. Y eso no es un trabajo, es un privilegio.

El tiempo pasa y cuando quiero darme cuenta, ya ha sonado el martillo del águila imperial por primera vez. Y la voz rota y agitanada de Miguel Loreto lo llena todo: pum, pum, pum, (tres secos golpes de llamador) ¡Moi! ¡Vámonos miarma! ¡Tós por igual! ¡A ésta es! mientras el impresionante barco se alza del suelo para iniciar su travesía. Poco a poco se dirige a la puerta, se escucha ya el rumor de Sevilla. La voz de Antonio Santiago, dando las últimas indicaciones para cuadrarlo en la puerta, ¡Avanzada un poco más, valientes!, antes de que los sones de la Centuria rompan el silencio contenido de la noche. Palmas, vítores, lágrimas y sollozos se entremezclan mientras mi Cristo de la Sentencia, el de la mirada más humilde, vuelve a aceptar la sentencia de muerte por su pueblo macareno. Fino andar de costero a costero que enloquecen a todos los presentes.

Noche mágica junto a mi Cristo y junto a mi cuadrilla, animándoles, levantando los faldones para suavizar el calor, socorriéndoles en todo lo que haga falta. Y pendientes también de los que me rodean, porque si un capataz, un armao o un nazareno te pide agua, como vas a negársela. Me acuerdo de mis acólitos y voy a verlos. Y de mis monaguillos. Uno, que ha sido cocinero antes que fraile, sabe también la paliza que es sacar un cirial en la Madrugá.

Ya va uno siendo perro viejo, y aprovecha las circunstancias para disfrutar también. En el parón de la calle Trajano aprovecho uno de los viajes para reponer agua para ir al encuentro del Señor de Sevilla, la gran devoción de mi abuela Gracia. Ver al Gran Poder es verlo todo.

Llega la Carrera Oficial, magistral entrada en Campana de la cuadrilla grande. Recogimiento en la Catedral. Por la Avenida el Señor de la Sentencia se ha vuelto a cruzar con la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso. Momento cumbre de la noche que solo los más detallistas contemplan.

A la salida de la Catedral el caldito de Casa Robles me permite ir a ver a los armaos, a los muchos amigos que tengo allí, David Merón, Manolo Ruiz, Antonio Sáchez, David, los cantarines, Pajares, etc. Y detrás, mi hermano Pepo con su bocina, anhelando también su sueño de vestir algún día el uniforme de la Centuria Romana Macarena.

Tras el mercao de la Encarnación llega lo bueno, el barrio. Las monjas de Sor Ángela de la Cruz, las del Espíritu Santo, la Amargura, Montensión, Omnium Sanctorum, Relator, Parras, Escoberos........... se irán sucediendo multitud de sentimientos y de momentos que darían para escribir un libro. A esa hora me empiezo a poner nervioso, porque mi "chica" no ha llegado. Intuyo que algo pasa.

Y llega la entrada, y se suceden las lágrimas entre los costaleros de mi cuadrilla tras una gran noche, y empieza el desfile de los armaos, y de nuevo, nuevas lágrimas inundan mis ojos y surcan mi rostro. Me reencuentro con mi hermano Pepo. Pocas palabras sirven para entendernos. ¿Ha podido ser? Si, -le contesto excuetamente-, y los dos nos fundimos en un eterno abrazo. Algún día alcanzaremos nuestro sueño juntos, el de armao, yo de costalero.

Junto al Señor suena mi movil, mi chica ya está en Sevilla, junto a Ella. Voy como loco a buscarlas. Nos reecontramos los dos a sus plantas, a las plantas de La que todo lo puede porque Ella es la Esperanza del Mundo. Juntos la acompañamos hasta que entra en la Basílica. Muerto, extenuado, de tanto vivido y sentido, llego a casa. No es narrable esa sensación pero la alegría del deber cumplido están por encima de mis fuerzas. ¡Qué alegría Madre mía por poder, un año más, acompañarte pero escoltando a tu Hijo!

Que así sea por muchos años, si Tú lo quieres.

(Fotos by El Correo web)

1 comentario:

  1. Pude llegar gracias a Ella, porque quiso que todo al final saliera bien.

    Y como te digo todos los años después de ver a la Esperanza, para mí se acabó todo, ya que tras Ella ya no puede venir nada más grande.

    Un beso

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