Se levantó calurosa la mañana de un sábado extraño. Un paso de palio
en la calle y un nazareno con su agrupación musical y todo, daban la
sensación de que nos acercábamos a la primavera en vez de al otoño.
Me acerqué hasta San Lorenzo, allá donde mora el que todo lo puede,
para ver a su Madre del Dulce Nombre. Primero Gran Poder y después Dulce
Nombre y en su trayecto Pepo.
Uno de esos personajes que te reconcilian con la raza humana. Y allí
estaba él, pañuelo en mano secando el cariño de las manos de su Madre.
Tenía la misma disposición a la sonrisa que siempre y la alegría en el rostro de encontrarse donde se encontraba.
Yo venía de ver al Gran Poder y allí estaba Pepo pudiendo a manos llenas con la enfermedad.
Anduve un rato fotografiando y allí lo dejé con un abrazo deseándole
lo mejor en el trayecto que aun le resta para acabar con cualquier
rastro de enfermedad.
Ver a un amigo sonreír da fuerzas para seguir. Desde este año la Dulzura de tu Nombre adquirió un nuevo sentido.
(Precioso texto que mi buen amigo y gran fotógrafo Antonio Sánchez, propietario del blog "Los Bocoy de Pepe" le ha dedicado a mi hermano Pepo. Pinchado aquí pueden ver el enlace original, publicado en el portal Arte Sacro)
(Foto y texto de Antonio Sánchez Carrasco)
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