miércoles, 20 de enero de 2010

MIS CAPATACES (I): JAVIER FAL-CONDE MACÍAS

Retrato de Javier Fal-Conde Macías,- dibujo a plumilla realizado por Calderón-, en la entrevista publicada en ABC de Sevilla en 1991.

Con la cuadrilla del Stmo. Cristo del Calvario; año 1991

Con la cuadrilla de Ntra. Sra. de la Presentación del Calvario, junto a sus auxiliares, entre los que se encontraban otros capataces, como José Miguel Hidalgo, Pemi, y José Vázquez Ceballos

Mi querida Virgen de Villaviciosa y su paso del Duelo,
donde debuté como costalero, de la mano de Javier Fal-Conde.

Recuerdo una anécdota vivida en una mañana gloriosa de Corpus en Sevilla. Siendo un niño, mi tío Fernando Vega, entonces Hermano Mayor de la Hermandad de La Cena, me lanzaba una pregunta, quizás inocente, que él no supo la trascendencia que desde aquel día tuvo para mí. La pregunta fue: ¿Y tú nunca te has planteado ser COSTALERO?

Aquella pregunta abrió ante mis ojos un mundo que me era completamente desconocido. Como cofrade vinculado desde chico a sus hermandades, me habían educado en la Semana Santa rancia, aquella que pasaba por denostar cualquier puesto de los que se consideraban pagados, porque éstos acarreaban fuertes desembolsos en la mayordomías de las hermandades. Puestos como sacar el simpecado, o salir de costalero, encendedor del paso, músico o el acólito estaban, simplemente, mal vistos. A ello debemos unirle que mi tío Guillermo Orellana había sido miembro fundador de las cuadrillas de Los Estudiantes y La Sentencia que, -tras muchos años de dura batalla, cuando salir de costalero era algo más que una odisea-, se retiraba por culpa de una lesión de espalda. Este hecho no hizo más que ayudar a que el tema costal se convirtiese en un tabú. Y ya se sabe lo que pasa con los críos, no hay nada como prohibirles algo, para que lo asuman con más ganas.

Desde aquella pregunta de mi tío Fernando, empecé a fijarme por saber que era lo que pasaba bajo los míticos faldones y a interesarme por todo lo vinculado con este mundo. Con 14 años me compraba mi primer costalito y mi primera morcilla en "Nueva Ciudad" -otro comercio histórico del centro que también sucumbió- y empecé a sacar algunos pasitos (la Cruz de mayo del Cristo de la Corona, la Cruz de mayo que desde el colegio de las Salesianas de San Vicente sacaban mis amigos Julio Jiménez, "Bocata", y Sergio Mauriño, etc.), pero con 18 el cuerpo ya te iba pidiendo dar el gran salto.

El año que cumplía 18, (no los hago hasta el mes de agosto), me presenté a la igualá de la Hermandad del Santo Entierro, acompañado por mi buen amigo David Ruíz. Ambos, compañeros de fechorías en la Escuela Francesa y en la entonces Asociación Parroquial del Cristo de la Corona, sonsacamos a Pedro Ordóñez, a la sazón mayordomo de bienes de la Sacramental del Sagrario y miembro de junta del Santo Entierro, para que nos avisase de la igualá.

En la iglesia de San Gregorio tuve la suerte de conocer a Javier Fal Conde, el capataz que me dio la primera oportunidad de sacar un paso en Semana Santa. Llegada la igualá, los costaleros nos distribuimos por el templo, repartidos equitativamente entre miembros de la cuadrilla y aspirantes. Eran quince o veinte los huecos a cubrir, algo impensable hoy en día. Javier Fal Conde tomó la palabra para decirnos que todos íbamos a entrar, y nos hacía un ruego: "Ésta Hermandad es muy humilde, aquí viene mucha gente a sacarla de costalero y cuando aprende la deja. Son nada más que cuatro horas, lo único que os pido es que os acordéis donde habéis empezado y quien fue el capataz que os dio esa primera oportunidad". Aquellas palabras se me quedaron grabadas a fuego y me prometí que, mientras tuviera fuerzas, sacaría a la querida Hermandad del Santo Entierro. Desgraciadamente solo pude cumplir mi promesa cuatro años, pues con posterioridad para cada paso fue designado un capataz distinto, prescindiendo de los que ya estábamos allí.

Javier Fal-Conde Macías

Hijo de D. Manuel Fal Conde, el gran valedor del tradicionalismo carlista en Sevilla, como recoge magistralmente Antonio Burgos en uno de sus artículos, se inició en el mundo del costal con su hermano Alfonso Carlos, en tiempos de Rafaelito Salvatella.

Aprendió el oficio de capataz de uno de los grande, Rafael Franco, del que heredó su seriedad, su armonía y su señorío a la hora de mandar los pasos. De hecho, Javier, fue uno de los causantes de que el callejón que hay cerca de la Campana, donde está el Bar Tino, fuese rotulado con el nombre de dicho capataz.

Capataz de corte clásico, fue, entre otros, responsable del paso de Cristo del Calvario, del palio de las Tristezas de Vera-Cruz, de los tres pasos -Canina, Urna y Duelo- del Santo Entierro y de la custodia de la Sacramental de la Magdalena. Siempre lo recordaré impecablemente vestido de chaqué, ya fuese por la Magdalena o por San Gregorio.

Aparejador de profesión, casado y padre de dos hijos, pertenecía a las Hermandades del Calvario, la Vera-Cruz, la Bofetá, el Santo Entierro y la Sacramental de la Magdalena.

La última vez que tuve la suerte de verlo con vida fue el día en que recibía en mi hermandad de la Bofetá la medalla de los 25 años de pertenencia a la misma. Muy mermado ya físicamente, fue a recogerla, acompañado de su familia, escrupulosamente vestido de traje de chaqueta. A pesar de los años transcurridos, aún recordaba mi cara, y me saludó con el cariño con el que siempre nos trató a los que tuvimos la suerte de ser sus costaleros.

Fallecía la tarde del 13 de abril, en plena Feria, del año 2005, junto a la torre del Oro, víctima de un infarto. Se iba de esta forma, casi sin hacer ruido, el que fue mi primer capataz, con el que tuve la suerte de trabajar dos años, -uno en el Duelo, el otro en la Canina-, y del que jamás olvidaré su trato para conmigo y sus hechuras de buena persona.

(Algunos datos de este texto están tomados de un artículo de Antonio Burgos de 19 de abril de 2005. Foto by Pilar Prados Gómez y Hemeroteca de ABC de Sevilla)

7 comentarios:

  1. Que buena entrada Rafa, no sabía que tu debut fué en villaviciosa, me encanta ese paso, y cuando he leido las palabras que citas del capataz...ufff yo me ubiera partido el alma también para aguantar debajo de ese paso lo que hiciera falta.

    Enhorabuena por la entrada amigo.

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  2. Fíjate amigo Jaime, si le tendré cariño a la Hermandad del Santo Entierro, que siempre he dicho que el año que decida retirarme como costalero, lo haré, si así puedo y lo estiman oportuno, en la misma cofradía en la que empecé, como pequeño homenaje hacia ellos.

    Creo que en esta vida hay que ser agradecidos, y con este sincera entrada he prentendido mostrar todo el respeto y cariño que siento por esta Hermandad.

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  3. Y además, por esa cosa que tiene Dios de escribir sobre renglones torcidos, se da la circunstancia de este es uno de los pasos que, sin saberlo entónces, hemos sacado mi gran amigo Luis Miguel Sánchez Fajardo, -gran peón del Señor de la Sentencia (23 años bajo sus trabajaderas le contemplan) y mejor capataz-, y yo.

    El otro fue la María Auxiliadora de San Vicente.

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  4. Mi querido hermano, ya sabes que curiosamente en la ya lejana semana santa del año 1987, también debuté en ese precioso pasaje del Duelo, a las órdenes de Ramón Castro. Y también sabes que parte de eso siempre estará grabado en mi corazón. Un fuerte abrazo

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  5. Luis Miguel Sánchez Fajardo es el capataz de San Isidoro Rafa??

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  6. No, pero pertenece al equipo de capataces del paso del Señor. De hecho, suele salir en el Corpus de San Isidoro mandando alguno de los pasos, ya sea la Virgen de las Nieves o la Custodia.

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  7. Él es uno de los que ha firmado mi solicitud??

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