viernes, 15 de julio de 2011

EL MEJOR MOMENTO DE UN JUEVES SANTO ACIAGO

De pié: Jesús y Luis Miguel Sánchez Fajardo, Rafalito Aguilar y servidor. Agachados: Pepe Gómez, Ángel Hermógenes Fernández Alonso y Juan Antonio Carmona Ramos

La Semana Santa se había torcido ya inmisericordemente. Tras la injusta mojá que la cayó a mi Cristo de la Bofetá el Martes Santo, y con el pequeño oasis que supuso la jornada del Miércoles Santo, el resto de la semana se había encerrado en agua. Ninguna cofradía se arriesgó a procesionar en la tarde del Jueves, como tampoco sucedería en la Madrugá, Viernes Santo y Sábado Santo, con la excepción de la Hermandad del Sol, hasta la luz nueva que nos devolvió el Cristo de la Resurrección.

La tarde-noche de ese Jueves Santo aciago un grupo de costaleros y aguaores del Cristo de la Sentencia acudimos a postrarnos a las plantas del Señor de Sevilla. Esto es posible gracias a concordia que a principios de siglo firmaron las Hermandades del Gran Poder y de la Macarena, por mediación del recordado arzobispo y beato, Marcelo Spínola y Maestre. Desde entonces, la Hermandad de la Macarena tiene la deferencia de dejar a los hermanos del Gran Poder rezar ante nuestros Titulares, siendo correspondidos en San Lorenzo de igual modo.

Muchos me habían comentado de lo mágico de aquella visita. Por boca de Manolito Ruiz sabía de la impresión de pisar las entrañas de la Basílica del Señor, donde entrabas orgulloso y salías moralmente derrotado ante la contemplación del Hijo de Dios. Pero en la vida, para conocer como son esas experiencias no hay nada como vivirlas en primera persona.

Y allí acudimos, pese a que a la hora fijada para ir al encuentro del Señor, ya jarrucheaba el cielo agua por doquier. Accedimos a la Basílica por la puerta que da la calle Pescadores y donde pudimos disfrutar de Su presencia, prácticamente solos, con la sola compañía de varios hermanos del Gran Poder. Y de igual modo, también pudimos encogernos ante la belleza sublime y desconocida de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso.

De aquella histórica vivencia, queda el recuerdo de esta entrañable fotografía, que nos hará recordar la aciaga Semana Santa del 2011 con un halo de ternura.

(Foto by Jesús Sánchez Fajardo)

1 comentario:

  1. Tras más de un siglo de Concordia, se sigue manteniendo esa fidelidad, que hace que todos los cofrades seamos hermanos. Da igual la Hermandad, la Advocación... el Señor es uno sólo y su Bendita Madre también. Me ha gustado mucho tu entrada. Un fuerte abrazo desde la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
    http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

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