Reina y Señora, 
los cristianos te aclaman
su Auxiliadora. 
Yo tus auxilios vengo a pedir, 
Virgen Santísima, 
ruega por mí. 
De este mar tempestuoso
fúlgida estrella, 
cada vez que te miro 
eres más bella. 
Guíame al puerto salvo y feliz, 
Virgen Santísima, 
ruega por mí. 
En las horas de lucha 
sé mi consuelo, 
y al dejar esta vida 
llévame al cielo. 
En cuerpo y alma 
me ofrezco a Ti, 
Virgen Santísima, 
ruega por mí.
(Foto by archivo Juan Martínez Alcalde para el Consejo de Cofradías)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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En ese momento en que el abismo se hace más,
ResponderEliminar-siempre lanzando todo al grito del horror-,
yendo infinito en dolor que viene del abismo,
la mirada eleva el corazón a tu sonrisa.
Y cada ola se disuelve y deja su sal al filo
del amor. Entonces, ni rezo: te miro.
Adoro. Confío. Y sé que tú eres mi Auxilio.