lunes, 27 de diciembre de 2010

TU PODER ES DAR ESPERANZA



Hoy he cumplido con uno de esos ritos de las Pascuas que, no por nuevo, dejan de ser atractivos y emocionantes. El rito no es otro que cantar, desde hace dos años, con la Rondalla Antigua Tuna de Carmona en el Hospital de la Caridad y en el Hospital-Unidad de Estancia Diurna de la ciudad de Carmona, ciudad a la que ya saben que me encuentro muy unido sentimentalmente, pues mi padre y mis abuelos son oriundos de allí.

Soy consciente de que este humilde pecador que les habla no va camino de los altares, -ni pretensiones tengo de ello-, pero si que deseo que mi fugaz paso por la vida terrenal haya servido para ayudar y hacer felices a cuantos lo necesiten o requieran de mi ayuda. Yo, que me considero una persona muy sentimental, reconozco que paso siempre un mal trago cuando acudo a estos sitios a cantar. Viene a mi memoria la imagen de mi abuela Gracia en San Juan de Dios y no es difícil que un nudo atenué mi garganta. Quizás por ello, cuando terminamos con la visita, soy yo el que sale más reconfortado en mi espíritu de tan entrañable acto.

Y, tal como narraba el año pasado por la fiesta de la Esperanza, de nuevo allí Os encontré. En la humilde escalera del Hospital de la Caridad o el sencillo almanaque de la Unidad de Estancia Diurna. Donde quizás la memoria no alcance ni a saber como Os llamáis, allí estáis, junto al pobre, al enfermo, al desvalido o al anciano -a los que hemos pasado de venerar como personas de respeto por su sapiencia a arrinconar en un esquina-.

En sus ojos lo percibo, pues tienen un brillo especial, quizás de mariquilla verde, quizás de túnica persa, en su sonrisa cargada de tristeza o en su tristeza aflorada en una sonrisa (¿a qué me sonará tanto...?), o en la pesada Cruz que es cargar con la vida, con los años, con los recuerdos...

Cada vez que una duda me asalta, cuando llegas a pesar si acaso no habrá un Dios o un Ser Supremo, Os aparecéis los dos cuando menos me lo espero, para recordarme que siga confiando en Él y en su Bendita Madre. Por eso, vuestro Gran Poder es dar Esperanza a quienes más la necesitan, aunque ni ellos sean conscientes.

Gracias abuela Gracia, ya me ensañaste siendo un niño cual era el camino directo al cielo. Gracias abuelo Pepe, que me inculcaste su Esperanza desde la misma cuna. Con estos dos padrinos, ¿quien se atreve a dejar de creer?

(Fotos by archivo Rafa Ríos)

3 comentarios:

  1. Tienes un corazón que no te entra en el pecho amigo mio¡¡

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  2. Dios mío qué cosa tan bonita. Realmente me he emocionado. Muchas gracias por compartir este sentimiento tan grande. Desde la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea os deseamos un buen comienzo de año. Que el Niño Jesús os bendiga.
    http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

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  3. Gracias Pepe. Ya sabes que aquí tienes tu casa para todo lo que necesites. Un abrazo

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