martes, 9 de febrero de 2010

FALLECE PEPE SÁNCHEZ DUBÉ

D. José Sánchez Dubé con las pastas del Pregón de la Coronación de la Virgen de la Estrella

Bellísima instantánea de la Virgen de la Estrella

El gran cofrade José Sánchez Dubé, Pepe Sánchez para sus íntimos, falleció en la madrugada del pasado domingo. Primer presidente seglar del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla -en su etapa actual-, institución en la que también ocupó el cargo de secretario, cuando la misma era presidida por un sacerdote.

Hermano de la Estrella desde pequeño, a la que acompañó como Diputado de Cruz de Guía muchos años, pertenecía así mismo, a la Hermandad de la O, que lo nombró cofrade de honor. Fue Pregonero de la Semana Santa de Sevilla en 1970, así como de la Coronación de su Virgen de la Estrella. Por todo ello, cuando la Virgen de la Estrella era trasladada desde el I.A.P.H. hasta su capilla, la furgoneta se desvió hasta el Hospital Virgen del Rocío para que Pepe Sánchez Dubé pudiese despedirse de su queirda Virgen de la Estrella. Detalle de Hermandad grande que se acuerda de sus hermanos más ilustres en sus últimos momentos.

Profesionalmente estaba dedicado al mundo de la edición de libros, pues no en vano era propietario de la Editorial Guadalquivir, dedicada a la edición de libros de temáticas sevillana y del arte.

Como homenaje póstumo os traigo un fragmento de su magnífico Pregón, precisamente dedicado a su Virgen de la Estrella. Descanse en paz.

"Y precediendo con su luz al peregrinante pueblo de Dios, como signo de vida cierta y de consuelo hasta que llegue el día del Señor, Sevilla te hace Estrella de la mañana:

Mis labios quedan suspensos,
Estrella para cantarte,
Se me hace un nudo en el pecho
Y sólo atino a rezarte.

Ante Tí, Madre mía, luminaria de mi vida y de mis afanes, permitidme cofrades, que me postre a sus plantas.

Al término de este quehacer y en la víspera ilusionada de un nuevo Domingo de Ramos, en la noche fría de San jacinto, cuando todos han marchado y permanecemos en guardia y oración hasta que amanece el día, un mudo diálogo se eleva hasta tu trono. El cansancio nos invade, el sueño ha huido, tu mirar nos sostiene; tu rostro, Madre mía, cambia de expresión, lo sabemos tus hijos; nuestras preocupaciones y nuestras alegrías se reflejan en él y tu expresión nos señala una y otra vez el camino.

A veces, Madre, no sabemos interpretarlo, ni seguirlo, porque nuestros pasos son torpes o nuestra mente se ofusca.

Hoy, en este mañana, agotado por el esfuerzo, me presento ante Ti, con las manos vacías. Cualquier acierto, tenlo Señora, como muestra de gratitud y alabanza del pueblo de Sevilla.

¡Estrella de la mañana, ruega por nosotros; ruega por Sevilla!"

(Foto by http://www.andalunet.com/ y Pasion en Sevilla)

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